lunes, 21 de diciembre de 2009

LAS DIVERSAS VISIONES DE DON JUAN


El personaje de Don Juan, tiene raíces muy sevillanas y ha traspasado fronteras gracias a diversos escritores, músicos y otros artistas que han hecho de él un mito universal.

A su carácter libertino y transgresor se le ha añadido otros aspectos que entroncaban con las épocas y las modas imperantes a lo largo de los últimos siglos. De esa forma, según el autor que recreara al personaje, su vida ha tenido facetas moralizantes, como en la versión inicial del monje mercedario Tirso de Molina (su primer creador en las primeras décadas del siglo XVII) o de José Zorrilla en su inmortal “Don Juan Tenorio”; de índole erótico, en el romántico cuadro “Don Juan y Haydée”, fechado en 1878, del pintor inglés Ford Maddox Brown; o en la ópera trágico-cómica “Don Giovani” de Mozar-Ponte. La amplia relación de títulos y autores relacionados con tan singular personaje sevillano, imposible de relacionar aquí por su amplitud, puede verse en la dirección http://es.wikipedia.org/wiki/Don_Juan

Ahora, Don Juan ha vuelto de nuevo su ciudad natal, a través de la espléndida exposición que puede verse en el sevillano convento de Santa Inés, situado en la calle Doña María Coronel, para mostrarnos sus éxitos obtenidos durante sus correrías por el mundo.

Ahora es a toda Sevilla, en vez de a don Luis Mejía, a quien expone que sigue siendo el mejor conquistador literario de todos los tiempos, pues podemos seguir su trayectoria vital mediante las tres secciones de que consta esta muestra. En la primera sección, El Escenario: Sevilla, cuna del mito, refleja el origen de la familia Tenorio entroncado con los reyes Alfonso XI y Pedro I, así como el ambiente de la ciudad barroca vivido por Tirso de Molina durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. La segunda sección nos introduce en la personalidad de propio Tirso de Molina, a quien excomulgaron por “escribir comedias” y algunos niegan su paternidad de la obra, pudiéndose comprender mejor las grandezas y miserias de esa sociedad taponada por creencias religiosas y a la par libertina que sirvió de inspiración al autor. En la tercera sección Don Juan nos manifiesta que ha vencido al tiempo y cómo su mito fue creciendo hasta convertirse en el vencedor nato de la apuesta que motivó sus viajes por las mentes creadoras.

Bienvenido seas de nuevo, Don Juan, a tu Sevilla eterna.

Ahora podrías ir de ligue por la Alameda de Hércules, o por otros lugares sevillanos donde tiene lugar la movida de las botellonas, o por los elegantes bares o pub existentes en diversas zonas la ciudad, y seguro que encontrarías a muchas Ineses de Ulloa o Anas de Pantoja dispuesta a irse contigo a la cama, sin necesidad de exponerte a tantas cuitas como tuviste con comendadores u otros padres celosos de la virginidad de sus hijas, pues las mujeres ya no son obligadas a recluirse en conventos y disfrutan de una libertad imaginable en tu época.

Ojala, don Juan, ante tanta facilidad como tendrías hoy para disfrutar de abundantes orgasmos, te metieras en política y te marcaras metas distintas a las amorosas para darnos, después de un tiempo, resultados tangibles escritos en los papeles de los periódicos, pues siendo tú tan eficaz en cuanto te propones, posiblemente nos aportarías a todos los sevillanos unos resultados capaces de introducirte, aún más, en nuestros corazones.

Aprovecho esta nueva vuelta tuya a Sevilla no sólo para hacerte esa propuesta, sino también para mostraste mi admiración, mientras recorro las salas del convento fundado por una mujer que se prefirió echarse aceite hirviendo a la cara antes de entregarse a un rey.

A lo mejor ahora, en la intimidad de estas paredes donde te muestras, has pensado conseguir lo que pudo obtener Pedro I el Justiciero. Pero eso, Don Juan, sería demasiado atrevimiento, pues doña María Coronel yace muy cerca de aquí, con su cuerpo incorrupto, y aunque a ti se te da muy bien hablar con los muertos, ella es demasiado orgullosa y merece todo el respeto del mundo.

Bienvenido seas, Don Juan, y disfruta cuanto puedas en la ciudad donde fuiste creado por primera vez.

domingo, 13 de diciembre de 2009

LA EXPOSICIÓN SOBRE LOS PIRATAS, LOS ERRORES DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA DE AMÉRICA Y EL MODELO COLONIZADOR ESPAÑOL Y DE OTROS PAÍSES EUROPEOS


He visitado la magnifica exposición titulada Mare clausum, mare liberum. La piratería en la América española, que se muestra en el Archivo de Indias. Viejos documentos, galeones, reproducciones de castillos y fuertes para defenderse de los atacantes, de armas antiguas y sobre todo, mediante los textos de paneles muy ilustrativos, se pueden conocer las vidas y hazañas de los personajes protagonistas de la piratería que sufrió durante siglos la América española.

Aunque piratas franceses acecharon a Colón cuando regresaba de su tercer viaje en 1498, el primer asalto no se produjo hasta 1522.

Los primeros en actuar fueron los franceses, robando los mapas y rutas de navegación cuando atracaron a un barco español y los difundieron por Europa, privando a España de los secretos que contenían. Los ingleses no aparecieron hasta finales del siglo XVI y los amparó la reina Isabel I de Inglaterra. Holandeses y daneses fueron a América en busca de sal, producto entonces muy apreciado en Europa, y la encontraron en las islas del Caribe. A la par se dieron cuenta de la debilidad de España para defender sus extensos territorios americanos, por lo cual invadieron islas o zonas continentales que utilizaron como plataformas para sus actividades comerciales, mientras los piratas se establecían primero en la isla de Tortuga y luego en la de Jamaica, cuyo gobernador inglés les concedió licencias legales, llamadas “patentes de corso”, para atracar barcos españoles. Por tanto los piratas fueron una avanzadilla de varios países europeos interesados en establecerse en América, los cuales, siendo protestantes, implantaron en los territorios que colonizaban el sistema competitivo anglosajón, con su gran carga de efectividad práctica, y antepusieron los intereses de sus Estados a los de cualquier religión o creencia, exportando luego ese modelo colonizador a otros continentes para dar lugar, con el tiempo, al nacimiento de naciones muy prósperas, con grandes extensiones territoriales y de una gran capacidad económica, como Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, entre otras, a diferencia de España, que antepuso la evangelización católica a sus propios intereses nacionales.

Honradamente, y con cierto dolor, creo que España cometió un gravísimo error en el fondo y en la forma como colonizó América, para lo cual estuvo siempre condicionada por su pacto con la Iglesia católica tras recibir de ésta el permiso para emprender una aventura que sangraría al pueblo español y en gran parte sólo benefició a la propia Iglesia. Mediante ese pacto, la cruz fue siempre por delante de los soldados españoles, y la Corona, es decir el Estado, se debió plegar a los intereses de las órdenes religiosas (franciscanos, dominicos y jesuitas), llegando éstas a ser protagonistas principales de una colosal aventura, al mismo tiempo que se enriquecían hasta tener templos repletos de oro y plata, o conventos asimilables a los mejores palacios europeos. Lima, Cuzco y Arequipa, en Perú, o San Bartolomé de las Casas, al sur de México, son los mejores ejemplos en tal sentido.

Cuando he viajado por America latina, me he debatido entre dos sentimientos encontrados. Por una parte, como español, me he alegrado al oír mi propio idioma a miles de kilómetros de mi casa. Pero como ser humano, he sentido vergüenza al comprobar in situ que miles de seres humanos viven en la indigencia, mientras existen templos católicos repletos de lujo y riquezas. Muchos de esos seres van a las iglesias, pero apenas tienen para comer. Ante esto uno se pregunta si hubiese sido mejor que Colón hubiera partido de un puerto francés, inglés u holandés y así España, o mejor el pueblo español, no hubiera sufrido la sangría que le supuso su aventura americana, y además, America latina, aunque hoy no hablara español, al menos estaría liberada del abrazo del oso católico y tendría un nivel de vida similar a Canadá, Estados Unidos u otros países colonizados por anglosajones.

La exposición sobre la piratería enseña muchas cosas y también hace reflexionar. Al menos a mi me ha impactado. Llegando a la conclusión de que España sólo obtuvo como beneficio practico de su conquista de America la extensión del idioma castellano, pues en otros ordenes recibió palos por todos sitios. Primero los portugueses nos quitaron territorios brasileños al extender la línea divisoria que inicialmente establecía el Tratado de Tordesillas; luego el Papa ejerció su derecho a la evangelización católica derivado del permiso colonizador que otorgó a los Reyes Católicos; más tardé los piratas comenzaron zaquear los galeones españoles para hacerse con formidables tesoros que enriquecían no sólo a ellos, sino también a sus compatriotas, y finalmente otras naciones europeas se fueron implantando en territorios que, según ese permiso papal, eran sólo españoles. Y por si fuera poco todo eso, el oro y la plata que llegaba primero a Sevilla y luego a Cádiz se gastaba en mantener guerras en Europa para defender al catolicismo, o para construir conventos, iglesias y catedrales para satisfacer a obispos, frailes y curas. En fin, un desastre. España puso su esfuerzo y los demás se aprovecharon, no siendo ella, sino la Iglesia católica, la gran beneficiaria de tanto sacrificio inútil.

martes, 8 de diciembre de 2009

EN EL DIA DE LA INMACULADA CABE PREGUNTARNOS: ¿FUE MARÍA DE NAZARETH REALMENTE VIRGEN?



José era un hombre normal, buena gente y se ganaba la vida trabajando de carpintero. Era hijo de Jacob, descendiente, tras catorce generaciones, del mítico rey David, lo cual le daba cierto status social entre sus convecinos de Nazareth.


Mientras paseaba por las calles de su pueblo, José conoció a una linda muchacha llamada María. Estuvo un tiempo pretendiéndola hasta que Joaquín y Ana, los padres de María, accedieron al casorio.


La razón nos dice que José y María, como toda pareja joven, tuvieron su noche de bodas y posiblemente consumaron su matrimonio. ¿Alguien en semejantes circunstancias no lo hubiera hecho? Sin embargo, ciertos libros antiguos, contraviniendo a la lógica, niegan esa posibilidad y un señor llamado Mateo escribió. “Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito: y llamó su nombre Jesús”.


Siguiendo también a la razón, podemos pensar que José y María, tras vivir muchas peripecias con el nacimiento de Jesús, habitaron en la misma casa donde José tenía su taller de carpintería, se acostaron juntos y como era normal en un matrimonio mantendrían frecuentes relaciones sexuales. Como consecuencia, siendo jóvenes y fértiles, es razonable pensar que tuvieran más hijos, pero cientos de estudiosos argumentan que María fue virgen durante toda su vida.


Nosotros, hombres y mujeres de hoy, no podemos cerrarle puertas al campo del pensamiento. Como seres humanos debemos respetar todas las creencias, pero sin estar mediatizados por ninguna religión o dogma y por tanto, manteniendo ese respeto hacia quienes su fe les impide ir más allá, individualmente tenemos derecho a poner en cuestión y a especular sobre cualquier materia, incluida la religión, mereciendo esta actitud tanto respeto como la otra.


Tomando como base el raciocinio, podemos observar que la virginidad es un valor en las mitologías de diversas culturas. Atenea o Minerva, nacida de la cabeza de Zeus, fue siempre virgen y era una de las diosas más importantes del panteón greco latino. La fecundación divina a seres mortales esta recogida en mitos como la lluvia de oro que Zeus introdujo en Danae, estando encerrada por su padre, para concebir a Perseo, uno de los personajes mitológicos más singulares y cuya estancia en Andalucía narro en LA ANDALUCIADA. Es decir: antes de existir María y el cristianismo, mujeres divinizadas por religiones antiguas ya tuvieron la misma experiencia, por tanto el hecho no es novedoso para quienes se interesen por este asunto.


Sabiendo esto y examinando las muchas semejanzas entre ritos paganos y cristianos, cabe especular si los constructores del cristianismo, para realizar sus muchos sincretismos entre religiones dominantes y dominadas, tomaron esa tradición pagana de la inseminación artificial divina para crear todo cuanto rodea a la creencia de la virginidad de María.


En cualquier caso, María no es hoy la misma mujer que vivía en Nazareth, que fregaba platos y lavaba su ropa como cualquier ama de casa. La tradición y los intereses religiosos han hecho de ella una figura con miles de nombres, y se la presenta llena de joyas, ricos mantos y ciñendo coronas, incluso tiene bandera, colores y otros símbolos propios. Los concilios, los artistas barrocos, Murillo entre ellos, ayudaron a forjar una imagen falsa e idealizada e hicieron un flaco favor a la verdad histórica sobre María. Todo eso huele a paganismo encubierto, derivado de los genes paganos que adoraban a la Pacha Mama o a la Gran Madre de las mitologías antiguas y que no se han podido destruir, a pesar de haberlo intentado con inquisiciones o represiones del pensamiento.


Posiblemente haya llegado la época, al comenzar el siglo XXI, de poner en candelero las falsedades sobre lo que fue María en su vida real y como hoy en día se la trata para venerarla. Existen muchas contradicciones que a la razón le cuesta trabajo admitir. Por otro lado la virginidad en nuestros días ya no es tan importante. La mayoría de las mujeres jóvenes la pierden siendo adolescentes y, sin embargo, son personas mejor preparadas intelectualmente y con muchos valores espirituales y profesionales. Este hecho revela que el ser virgen o no, hoy en día carece de la importancia que tuvo en el pasado. Por tanto, si María de Nazareth fue virgen o no, debe ser algo intrascendente. Quizás lo mejor sería que la despojáramos de tantos oropeles y la descubríamos tal como fue en vida: una persona sencilla, buena madre y esposa, que carecía de coronas, mantos, pasos de palio y todos esos aditamentos que ella, si viviera y siendo sólo una ama de casa, a la mejor no aceptaría.

lunes, 7 de diciembre de 2009

EL LIBRO DEL CONOCIMIENTO


¿CAMINAMOS HACIA UNA SOCIEDAD MÁS LIBRE, SIN MIEDOS AL MAS ALLÁ, NI A LOS DOGMAS O A CREENCIAS RELIGIOSAS, DONDE LOS SERES HUMANOS SEAN DUEÑOS ABSOLUTOS DE SUS CONCIENCIAS Y NO NECESITEMOS A LOS PAPAS, OBISPOS, CURAS U OTROS INTERMEDIARIOS, PARA COMUNICARNOS CON ESE SER ENERGÉTICO SUPERIOR QUE LLAMAMOS DIOS?

Ayer domingo, a las doce de la mañana, asistí en el Círculo Mercantil, calle Sierpes, Sevilla a un conferencia impartida por Jesús Vivanco, residente en Madrid, coordinador en España y uno de los máximos responsables a escala de la Unión Europea para divulgación del llamado LIBRO DEL CONOCIMIENTO.

Según lo definen en una Web EL LIBRO DEL CONOCIMIENTO: “ES UN TEXTO O "LIBRO-CÓDIGO" parafísico. Es un texto de experiencia de conciencia superior que explica cómo es que la raza humana está conectada con una estructura evolutiva superior de inteligencia universal más avanzada. El vínculo se establece a través de 64 áreas de ciencia futura, el fundamento de un estudio actual que es parte de un programa continuo de desarrollo humano cubriendo un amplio espectro de confirmaciones científicas independientes”.

La Sinopsis describe cómo EL LIBRO DEL CONOCIMIENTO: nos prepara para el cambio paradigmático que afectará todos los aspectos de las dimensiones sociales, psicológicas y espirituales de la vida.

Jesús Vivanco informó de que este libro fue revelado a V. Bülent Çorat, una mujer residente en Turquía nacida en 1923, y mediante su lectura se llega a comprender que existe una vía, llamada canal alfa, mediante la cual determinados seres humanos podemos recibir revelaciones procedentes de entes energéticos no humanos que rigen el Universo, existiendo diversos programas que se han venido desarrollando a lo largo de milenios para influir sobre la Humanidad. Uno de esos programas, que se está poniendo en práctica ahora y desvela el futuro, se destina a liberarnos del miedo a las religiones, a transmitirnos nuevas tecnologías, a crear un estado de conciencia universal que nos una en el conocimiento de la ciencia y sin necesidad de intermediarios, al ser dueños absolutos de nuestro pensamientos y obras, sin limitaciones, miedos o influencias ajenas.

Si esto se cumple (ya hay grupos en todo el mundo que practican normas destinadas a profundizar en cuanto dice este libro), posiblemente llegaríamos a comprender mejor nuestro pasado, presente y futuro mediante información directa que nos sea transmitida por dicho canal Alfa.

Quizás lo que me pasa con LA ANDALUCIADA, -según el ufólogo Ignacio Darnaude es un libro que me fue revelado-, tenga algo que ver con cuando dijo Jesús Vivanco, pues llevo 20 años intentando terminar la segunda parte (la primera parte se publicó en 1991) y siempre, cuando retomo su escritura, ocurren cosas desagradables que me hacen desistir del empeño, algo que Darnaude atribuye a las interferencias de entes que se oponen a que yo revele el pasado mítico de Andalucía. Siempre he sido muy escéptico a tal posibilidad, pero en cualquier caso cada vez parece más evidente que estamos inmersos en una nueva Era, en la cual, según las profecías de Nostradamus, se producirá el fin de la Iglesia católica,

La idea profética de que Benedicto XVI será el último Papa puede relacionarse con las conocidas profecías de San Malaquías que menciona a Benedicto XVI como el último pontífice sucedido solo por un tal Pedro, el Romano de quien dice: "alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones” y da entender que bajo su mandato será dicho fin de la Iglesia Católica. Algo que puede ser comprensible, pues todas las religiones antiguas –egipcia, greco-romana, o de otras culturas­- se creían a si mismas que eran únicas, verdaderas, eternas, y sin embargo desaparecieron.

Por tener ya 66 años, no viviré lo que EL LIBRO DEL CONOCIMIENTO pronostica sobre la Unidad Mundial (cuyos primeros pasos ya se presienten con las reuniones del G-20 u otras cumbres mundiales; sobre comunicaciones mediante Ondas Cósmicas, o sobre unificación de los ahora llamados libros sagrados (Viejo y Nuevo Testamento, Salmos de David, El Corán y las filosofías del Lejano Oriente), pero bien venido sea a nuestras vidas. si su contenido procura, ahora o en el futuro, mayores conocimientos científicos, libertad de pensamiento y libera de miedos religiosos a la Humanidad.





domingo, 6 de diciembre de 2009

ESTE FIN DE SEMANA CONMEMORAMOS LA CONSTITUCIÓN Y LA GRAN MANIFESTACIÓN EN PRO DE LA AUTONOMÍA ANDALUZA CELEBRADA EN SEVILLA EL 4 DE DICIEMBRE DE 1979


Habíamos nacido después de terminar la guerra civil española de 1936 a 1939, y éramos niños cuando comenzó la II guerra mundial. Padecimos estrecheces y algunos incluso hambre, pues nuestras familias no tenían recursos para darnos caprichos y bastante hacían con procurarnos el sustento y remandarnos la ropa. Los trajes de nuestra primera comunión fueron prestados por personas más pudientes, las escuelas eran centros de obligada fidelidad franquista, en los cines el NODO siempre aparecía el omnipresente Caudillo y muchos no pudimos acceder a la enseñanza secundaria ni menos aún a la Universidad. A unos pocos nos gustaba leer e incluso de forma clandestina oíamos hablar a la Pasionaria o a Santiago Carrillo en Radio España Independiente, estación pirenaica. Todo cuanto se relacionara con el sexo era pecado, así que las primeras poluciones involuntarias o voluntarias de semen nos producían grandes cargos de conciencia. Ya siendo jóvenes, oíamos hablar de las suecas que veraneaban en Torremolinos, de los planes de desarrollo propiciados por ministros miembros del Opus Deis, y se nos abrió la esperanza con los sucesos del mayo francés de 1968. Los españoles sólo podíamos votar en la amañada “democracia orgánica” del Régimen y creímos que ya era hora de imitar a nuestros vecinos del norte para tener en nuestro país esa democracia real de que nos hablaban los extranjeros que conocíamos en los camping, durante nuestras vacaciones veraniegas. Y entre todo esto, nos asaltaba la incertidumbre por lo que pudiera pasar cuando desapareciera Franco, pues a pesar de no haber ido a la guerra si sabíamos de sus devastadores efectos a través de familiares o de amigos que la sufrieron en sus carnes. Y llegó aquel noviembre de 1975, cuando pudimos ver al compungido Arias Navarro, presidente del Gobierno, decir por televisión: “Franco ha muerto”. Entonces muchos nos preguntamos “¿Y ahora qué?”.

Como salidos de la nada, aparecieron de pronto cientos de políticos con sus siglas partidistas, sus insignias, sus manifestaciones callejeras, y nosotros, los ciudadanos de a pie, comenzamos a identificarnos con lo que nos decían aquellos nuevos líderes.

Era necesario cambiar el país, pues no nos dejaban entrar en el Mercado Común Europeo, ni en la OTAN, ni España pintaba nada en el mundo, teniendo sólo a los árabes y a los sudamericanos como posibles apoyos en el exterior.

Una cosa teníamos clara: No queríamos más guerras y se imponía el acuerdo y la negociación para soldar a las dos Españas que desde el siglo XIX habían producido dictaduras, monarquías obsoletas o constituciones fallidas. Bajo esa premisa, se comenzó a elaborar la Constitución de 1978 (puede leerla picando en este enlace), reuniéndose para redactarla personalidades designadas por grupos políticos de diversas ideologías.

No resultó un parto fácil, ni contentó a todos, pero fue lo mejor que se podía hacer para alcanzar un mínimo consenso nacional.

Luego vinieron los problemas para aplicar aquella norma suprema. Las regiones españolas más influyentes, como Cataluña o el País Vasco, pretendieron tener unos privilegios que negaban al resto de España. En esa tesitura, Andalucía se reveló y quiso conquistar su dignidad para no ser menos, ni más, que el resto de los españoles. Por eso el día 4 de diciembre de 1979 dos millones de andaluces salimos pacíficamente a la calle con nuestra bandera blanca y verde recién estrenada, con nuestras ansias de reformas profundas que remediaran el secular atraso de nuestra tierra.

Gracias e ese empuje, que grupos ultraderechistas trataron de impedir, Sevilla fue escenario de la mayor manifestación política que han conocido sus calles. Quienes estuvimos en ella, nunca olvidaremos tanta alegría y esperanza reflejada en los rostros y en unos corazones que ansiaban vivir en paz y en libertad. Fue algo tan importante e inolvidable que treinta años después, cuando el pasado sábado día 4 de este mes de diciembre acudí a la puerta del Ayuntamiento hispalense para asistir a un homenaje a la bandera de Andalucía, mientras oía hablar al Alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín y a María de los Ángeles Infante (a los cuales se puede ver y escuchar en el video que publico con esta entrada), en mi interior rememoré aquel histórico día del 4 de diciembre de 1979, aun a sabiendas que muchos de nuestros sueños no se han hecho realidad y que el desencanto ha invadido gran parte de las ilusiones de entonces. A pesar de todo, las personas de mi generación hemos hecho un gran servicio a nuestra patria. Con la Constitución de 1978 evitamos un posible nuevo enfrentamiento civil; reaccionando a tiempo dimos, por primera vez, desde hacía siglos, una entidad política a Andalucía y, además, nos moriremos con la conciencia tranquila por haber conseguido una España más libre, moderna y que, a pesar de sus muchos problemas y limitaciones, forma parte de la Unión Europea y es la novena potencia económica del mundo.


VEA ESTE VIDEO CON EL HOMENAJE RENDIDO A LA BANDERA DE ANDALUCIA EN LA PUERTA DEL AYUNTAMIENTO DE SEVILLA, EL DÍA 4 DE DICIEMBRE DEL AÑO 2009, CON SONIDO DEL HIMNO ANDALUZ Y LAS PALABRAS DEL ALCALDE HISPALENSE, ALFREDO SÁNCHEZ MONTESEIRÍN, Y DE MARÍA DE LOS ÁNGELES INFANTE, HIJA DE BLAS INFANTE

miércoles, 2 de diciembre de 2009

DOÑA MARIA CORONEL Y LA REVOLUCIÓN DE LAS MUJERES



Una de las leyendas sevillanas más conocidas es la de Doña María Coronel, hija de Alonso Fernández Coronel, copero mayor del rey Pedro I el Justiciero (por diversos motivos no me gusta llamarle “cruel”) y esposa de Juan de la Cerda.

Estando Pedro I en plena lucha contra sus hermanos bastardos, que capitaneados por Enrique de Trastámara pretendían desalojarle del trono de Castilla y León, el padre y el esposo de doña María Coronel cayeron en desgracia ante tan singular rey, y éste los mató y les confiscó sus bienes, pretendiendo luego obtener los favores amorosos de doña María, de quien se había enamorado. Sin embargo, ella rechazó al monarca y fue a recluirse en el sevillano Monasterio de Santa Clara, donde fueron a buscarla los esbirros reales. Al no poder escapar de ellos, doña María se arrojó aceite hirviendo en el rostro, quedando desfigurada, con lo cual evitó que Pedro el justiciero la poseyera.

Hoy el cuerpo incorrupto de aquella mujer excepcional puede verse, tras haber sido restaurado en Italia, en el Convento de Santa Inés, que ella fundó, situado en la calle sevillana que lleva su nombre, invirtiendo para ello los bienes familiares que le fueron devueltos cuando su esquivado Pedro I murió en los campos de Montiel y el conde de Trastámara se convirtió en Enrique II de Castilla y León.

Tras contemplar esta mañana la urna que contiene ese cuerpo incorrupto (sólo es expuesto el día 2 de diciembre de cada año), he meditado en lo mucho que consiguieron las mujeres durante el pasado siglo XX para equipararse con los hombres.

La historiadora Gerda Lerner ha documentado la trayectoria de una conciencia feminista a través de milenios. Siempre hubo mujeres defensoras de la dignidad de las personas de su sexo, y siempre detrás de cada hecho histórico importante suele haber una mujer. A pesar de todo eso, se considera pionera de las primeras reivindicaciones feministas modernas a la escritora británica Mary Wollstonecraft (1759-1797), quien con su obra Vindicación de los derechos de la mujer, argumenta que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre. A finales del mismo siglo XVIII, la francesa Marie Gouze, escribió su famosa Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana que comenzaba con las siguientes palabras:

“Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta”.

Otra francesa de la misma época, Olympe de Gouges, se dirigió a la reina María Antonieta, para que protegiera su sexo, y dijo: “La mujer tiene el derecho de subir al cadalso; debe tener también el de subir a la Tribuna”.

Sin embargo, sería en el siglo XX cuando las mujeres consiguieron, al menos en las sociedades occidentales, los mayores avances en sus históricas reivindicaciones. El derecho a votar, el empleo igualitario, el derecho de la mujer de controlar sus propios cuerpos y decisiones médicas (incluyendo el aborto), además del acceso femenino a puestos de máxima relevancia política, o el ejercicio con éxito de profesiones liberales, han sido elementos para que se pueda decir que la mayor revolución política y social del pasado siglo ha sido la llamada “Revolución de la mujer”.

Aún les queda a las mujeres mucho camino que recorrer, sobre todo en el mundo musulmán, en países del tercer mundo o en las discriminaciones de las tres religiones monoteistas, pero en España nunca como hasta ahora gozaron de tantos legítimos derechos, y hoy en el Gobierno central y en los de las autonomías se ha impuesto la paridad entre los dos sexos. Algo de que debemos sentirnos satisfechos, y aunque haya mujeres maltratadas por los hombres, como le ocurrió a doña María Coronel, todas tienen más conciencia de su dignidad y muchas ponen los medios para que ni sus maridos, ni sus amantes, ni por supuesto ningún rey o dirigente político abuse de ellas, sin que sean denunciados.

Si doña María Coronel viviera en la Sevilla de nuestros días, al verse acosada, en vez de echarse aceite hirviendo en su rostro quizá se iría a la justicia y ni don Pedro I ni ningún otro hombre se hubiera atrevido a enviar esbirros contra ella. Y de eso todos los seres humanos, hombres y mujeres, nos hubiéramos alegrado, aunque se nos privara de poder contar con una leyenda tan singular como la de doña María Coronel.