Siempre que vengo a Santa Cruz de Tenerife, leo los periódicos canarios para conocer la situación de estas islas que con todo merecimiento llaman “afortunadas”. Uno de esos periódicos, en sus editoriales, lleva tiempo realizando una campaña para promover la independencia del archipiélago. Argumenta que el Gobierno español no resuelve los problemas canarios. Arremete también contra el presidente autonómico Paulino Rivero y no se libra de los ataques la provincia de Gran Canaria, donde se sitúa el Gobierno regional.
Salvo esa voz periodística importante, el nacionalismo canario no se nota cuando se habla con la gente o se pasea por las calles isleñas. Su más destacada expresión política es Coalición Canaria, que tiene una destacada representación en el Congreso de los Diputados, en el Gobierno regional y otras instituciones públicas.
Hay voces aquí que desean un acercamiento político y cultural de Canarias al continente negro, del que Lanzarote, la isla más occidental, dista unos cien kilómetros. Dentro de ese empeño, se encuadra la celebración en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife de un encuentro de escritores y editores españoles y africanos. Ayer participé en ese evento. Pude conocer a varios escritores reunidos para tal ocasión, entre ellos Juan Goytisolo. Mientras escuchaba a los ponentes, comprendí que Canarias puede convertirse en un puente que, mediante la cultura y el diálogo, enlace África con Europa.
El Gobierno de España debe ser muy sensible a lo que está ocurriendo en Canarias. Sería lamentable que la voz periodística antes mencionada se amplificara hasta extenderse más allá de lo razonable. Creo que estas islas les interesa pertenecer más a Europa que a África. Pero dada su situación geográfica, su incipiente africanismo es un factor a tener en cuenta en el diálogo euroafricano que cada vez se hace más imprescindible fomentar.
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