domingo, 6 de diciembre de 2009

ESTE FIN DE SEMANA CONMEMORAMOS LA CONSTITUCIÓN Y LA GRAN MANIFESTACIÓN EN PRO DE LA AUTONOMÍA ANDALUZA CELEBRADA EN SEVILLA EL 4 DE DICIEMBRE DE 1979


Habíamos nacido después de terminar la guerra civil española de 1936 a 1939, y éramos niños cuando comenzó la II guerra mundial. Padecimos estrecheces y algunos incluso hambre, pues nuestras familias no tenían recursos para darnos caprichos y bastante hacían con procurarnos el sustento y remandarnos la ropa. Los trajes de nuestra primera comunión fueron prestados por personas más pudientes, las escuelas eran centros de obligada fidelidad franquista, en los cines el NODO siempre aparecía el omnipresente Caudillo y muchos no pudimos acceder a la enseñanza secundaria ni menos aún a la Universidad. A unos pocos nos gustaba leer e incluso de forma clandestina oíamos hablar a la Pasionaria o a Santiago Carrillo en Radio España Independiente, estación pirenaica. Todo cuanto se relacionara con el sexo era pecado, así que las primeras poluciones involuntarias o voluntarias de semen nos producían grandes cargos de conciencia. Ya siendo jóvenes, oíamos hablar de las suecas que veraneaban en Torremolinos, de los planes de desarrollo propiciados por ministros miembros del Opus Deis, y se nos abrió la esperanza con los sucesos del mayo francés de 1968. Los españoles sólo podíamos votar en la amañada “democracia orgánica” del Régimen y creímos que ya era hora de imitar a nuestros vecinos del norte para tener en nuestro país esa democracia real de que nos hablaban los extranjeros que conocíamos en los camping, durante nuestras vacaciones veraniegas. Y entre todo esto, nos asaltaba la incertidumbre por lo que pudiera pasar cuando desapareciera Franco, pues a pesar de no haber ido a la guerra si sabíamos de sus devastadores efectos a través de familiares o de amigos que la sufrieron en sus carnes. Y llegó aquel noviembre de 1975, cuando pudimos ver al compungido Arias Navarro, presidente del Gobierno, decir por televisión: “Franco ha muerto”. Entonces muchos nos preguntamos “¿Y ahora qué?”.

Como salidos de la nada, aparecieron de pronto cientos de políticos con sus siglas partidistas, sus insignias, sus manifestaciones callejeras, y nosotros, los ciudadanos de a pie, comenzamos a identificarnos con lo que nos decían aquellos nuevos líderes.

Era necesario cambiar el país, pues no nos dejaban entrar en el Mercado Común Europeo, ni en la OTAN, ni España pintaba nada en el mundo, teniendo sólo a los árabes y a los sudamericanos como posibles apoyos en el exterior.

Una cosa teníamos clara: No queríamos más guerras y se imponía el acuerdo y la negociación para soldar a las dos Españas que desde el siglo XIX habían producido dictaduras, monarquías obsoletas o constituciones fallidas. Bajo esa premisa, se comenzó a elaborar la Constitución de 1978 (puede leerla picando en este enlace), reuniéndose para redactarla personalidades designadas por grupos políticos de diversas ideologías.

No resultó un parto fácil, ni contentó a todos, pero fue lo mejor que se podía hacer para alcanzar un mínimo consenso nacional.

Luego vinieron los problemas para aplicar aquella norma suprema. Las regiones españolas más influyentes, como Cataluña o el País Vasco, pretendieron tener unos privilegios que negaban al resto de España. En esa tesitura, Andalucía se reveló y quiso conquistar su dignidad para no ser menos, ni más, que el resto de los españoles. Por eso el día 4 de diciembre de 1979 dos millones de andaluces salimos pacíficamente a la calle con nuestra bandera blanca y verde recién estrenada, con nuestras ansias de reformas profundas que remediaran el secular atraso de nuestra tierra.

Gracias e ese empuje, que grupos ultraderechistas trataron de impedir, Sevilla fue escenario de la mayor manifestación política que han conocido sus calles. Quienes estuvimos en ella, nunca olvidaremos tanta alegría y esperanza reflejada en los rostros y en unos corazones que ansiaban vivir en paz y en libertad. Fue algo tan importante e inolvidable que treinta años después, cuando el pasado sábado día 4 de este mes de diciembre acudí a la puerta del Ayuntamiento hispalense para asistir a un homenaje a la bandera de Andalucía, mientras oía hablar al Alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín y a María de los Ángeles Infante (a los cuales se puede ver y escuchar en el video que publico con esta entrada), en mi interior rememoré aquel histórico día del 4 de diciembre de 1979, aun a sabiendas que muchos de nuestros sueños no se han hecho realidad y que el desencanto ha invadido gran parte de las ilusiones de entonces. A pesar de todo, las personas de mi generación hemos hecho un gran servicio a nuestra patria. Con la Constitución de 1978 evitamos un posible nuevo enfrentamiento civil; reaccionando a tiempo dimos, por primera vez, desde hacía siglos, una entidad política a Andalucía y, además, nos moriremos con la conciencia tranquila por haber conseguido una España más libre, moderna y que, a pesar de sus muchos problemas y limitaciones, forma parte de la Unión Europea y es la novena potencia económica del mundo.


VEA ESTE VIDEO CON EL HOMENAJE RENDIDO A LA BANDERA DE ANDALUCIA EN LA PUERTA DEL AYUNTAMIENTO DE SEVILLA, EL DÍA 4 DE DICIEMBRE DEL AÑO 2009, CON SONIDO DEL HIMNO ANDALUZ Y LAS PALABRAS DEL ALCALDE HISPALENSE, ALFREDO SÁNCHEZ MONTESEIRÍN, Y DE MARÍA DE LOS ÁNGELES INFANTE, HIJA DE BLAS INFANTE

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