El personaje de Don Juan, tiene raíces muy sevillanas y ha traspasado fronteras gracias a diversos escritores, músicos y otros artistas que han hecho de él un mito universal.
A su carácter libertino y transgresor se le ha añadido otros aspectos que entroncaban con las épocas y las modas imperantes a lo largo de los últimos siglos. De esa forma, según el autor que recreara al personaje, su vida ha tenido facetas moralizantes, como en la versión inicial del monje mercedario Tirso de Molina (su primer creador en las primeras décadas del siglo XVII) o de José Zorrilla en su inmortal “Don Juan Tenorio”; de índole erótico, en el romántico cuadro “Don Juan y Haydée”, fechado en 1878, del pintor inglés Ford Maddox Brown; o en la ópera trágico-cómica “Don Giovani” de Mozar-Ponte. La amplia relación de títulos y autores relacionados con tan singular personaje sevillano, imposible de relacionar aquí por su amplitud, puede verse en la dirección http://es.wikipedia.org/wiki/Don_Juan
Ahora, Don Juan ha vuelto de nuevo su ciudad natal, a través de la espléndida exposición que puede verse en el sevillano convento de Santa Inés, situado en la calle Doña María Coronel, para mostrarnos sus éxitos obtenidos durante sus correrías por el mundo.
Ahora es a toda Sevilla, en vez de a don Luis Mejía, a quien expone que sigue siendo el mejor conquistador literario de todos los tiempos, pues podemos seguir su trayectoria vital mediante las tres secciones de que consta esta muestra. En la primera sección, El Escenario: Sevilla, cuna del mito, refleja el origen de la familia Tenorio entroncado con los reyes Alfonso XI y Pedro I, así como el ambiente de la ciudad barroca vivido por Tirso de Molina durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. La segunda sección nos introduce en la personalidad de propio Tirso de Molina, a quien excomulgaron por “escribir comedias” y algunos niegan su paternidad de la obra, pudiéndose comprender mejor las grandezas y miserias de esa sociedad taponada por creencias religiosas y a la par libertina que sirvió de inspiración al autor. En la tercera sección Don Juan nos manifiesta que ha vencido al tiempo y cómo su mito fue creciendo hasta convertirse en el vencedor nato de la apuesta que motivó sus viajes por las mentes creadoras.
Bienvenido seas de nuevo, Don Juan, a tu Sevilla eterna.
Ahora podrías ir de ligue por la Alameda de Hércules, o por otros lugares sevillanos donde tiene lugar la movida de las botellonas, o por los elegantes bares o pub existentes en diversas zonas la ciudad, y seguro que encontrarías a muchas Ineses de Ulloa o Anas de Pantoja dispuesta a irse contigo a la cama, sin necesidad de exponerte a tantas cuitas como tuviste con comendadores u otros padres celosos de la virginidad de sus hijas, pues las mujeres ya no son obligadas a recluirse en conventos y disfrutan de una libertad imaginable en tu época.
Ojala, don Juan, ante tanta facilidad como tendrías hoy para disfrutar de abundantes orgasmos, te metieras en política y te marcaras metas distintas a las amorosas para darnos, después de un tiempo, resultados tangibles escritos en los papeles de los periódicos, pues siendo tú tan eficaz en cuanto te propones, posiblemente nos aportarías a todos los sevillanos unos resultados capaces de introducirte, aún más, en nuestros corazones.
Aprovecho esta nueva vuelta tuya a Sevilla no sólo para hacerte esa propuesta, sino también para mostraste mi admiración, mientras recorro las salas del convento fundado por una mujer que se prefirió echarse aceite hirviendo a la cara antes de entregarse a un rey.
A lo mejor ahora, en la intimidad de estas paredes donde te muestras, has pensado conseguir lo que pudo obtener Pedro I el Justiciero. Pero eso, Don Juan, sería demasiado atrevimiento, pues doña María Coronel yace muy cerca de aquí, con su cuerpo incorrupto, y aunque a ti se te da muy bien hablar con los muertos, ella es demasiado orgullosa y merece todo el respeto del mundo.
Bienvenido seas, Don Juan, y disfruta cuanto puedas en la ciudad donde fuiste creado por primera vez.