LA POESÍA COMO REMEDIO DEL PLANETA AZUL
Heme aquí, girando alrededor del sol, envuelto en capas protectoras, entre ellas la del maltrecho ozono. Me llaman planeta azul, diferenciándome de los restantes del Universo porque me habitan miles de millones de seres vivientes, o por servir de soporte a montañas, ríos, desiertos, volcanes, prados y océanos que embellecen mis cinco continentes. No sé quien me creó. Hay demasiadas leyendas sobre mis orígenes. Algunas coinciden en hacerme hijo de una tríada divina. Sin duda, soy un privilegiado. Los dioses me dotaron de tanta hermosura, que a veces reflexiono sobre si la merecen quienes emiten gases a mi atmósfera, o contaminan las aguas que besan mi piel. Ya sé que cada vez preocupo más en foros mundiales alumbradores de protocolos bien intencionados pero envueltos en intereses espurios de naciones poderosas. El dinero, siempre manda y mueve conciencias. Quienes me agreden no quieren admitir que si muero morirán conmigo. Les diría: “dejaros de tantas asambleas inútiles y miradme, si de verdad me amáis, con ojos de poeta. Veréis en una rosa algo más que una flor, o en un monte algo más que madera, o en las nubes algo más que aire. Eso no cuesta nada y es el remedio definitivo que buscáis, porque la poesía os producirá amor hacia mis infinitas maravillas y amándolas las cuidaréis como propias. En los poetas está la clave. Que hablen y me canten. Ellos lo cambiarán todo con su verbo. Hacedles caso.”
Rafael Raya Rasero
Sevilla, primer día de primavera 2012
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