martes, 31 de agosto de 2010
MARÍA JESÚS BARQUERO, POETA SEVILLANA, PUBLICA EN MAZAGÓN UN ARTÍCULO DONDE REVIVE A FITELES, PERSONAJE DE MI NOVELA LA ANDALUCIADA.
Conozco a María Jesús Barquero Casas desde hace treinta años. Su afabilidad me atrajo desde el primer momento Su poesía me indujo a formar un grupo poético con ella y otros poetas sevillanos. Juntos promocionamos, en los años ochenta, la cultura andaluza en diversos centros educativos, recreándonos en todo cuanto se refiriera al Guadalquivir, un río regalado por los Dioses a Andalucía, según relaté en la primera parte de mi novela LA ANDALUCIADA, publicada en 1991.
María Jesús tiene numerosos libros publicados. Entre ellos los titulados “ZARANDEOS”, conteniendo versos que resuman belleza, amor a nuestra tierra y la fuerza interior de su autora.
Un ejemplo:
(Poema del Libro ZARANDEOS II)
Ay olivar, mi olivar
Ay olivar, mi olivar,
olvidado y mal vendido;
donde yo le oí cantar,
y donde siempre he venido
tras mis largos recorridos,
por cielo, por tierra y mar.
Hace unas semanas María Jesús publicó un artículo en la revista MARGARZON, dedicada a exaltar las bellezas de Mazagón (Huelva), donde revive a mi personaje Fiteles, un gigante protagonista de dicha novela.
Por su belleza expresiva y haberme gustado mucho ver a Fiteles tratado con tanto mimo por una gran poeta, reproduzco ese artículo a continuación:
“Fiteles, un gigante servidor de Turta, reina de Turtussa, el mítico país creado por mi amigo Rafael Raya", sobre este suelo-cielo nuestro al que hoy llamamos Andalucía, voló cierto día sobre el águila enorme del que su reina lo hizo dueño y se posó en la orilla del Océano.
Transcurrió el tiempo y, después de familiarizarse con aquel rincón del ancho mundo, se sintió pequeño. Contemplativo, observaba el amplió horizonte, las estrellas, enormes ante sus ojos cuando volaba sobre su ave-transporte; las olas, divinos encajes o caballitos juguetones ante sus pies; los pinos verdes perpetuos, los pájaros cantores, despertándolo en los amaneceres; las gaviotas, rodeando su águila en un asombro admirativo ... y decidió fundirse, enamorado hasta la locura, con cuanto bajo sus pies existía. Elevarse, sin águila; porque era aire y estrellas. Gaviotas y golondrinas y veloz velero ...
A partir de ese momento, Fiteles perdió hasta su nombre. Vio como su cuerpo se ensanchaba, y una profusión de vida lo invadía: podía cantar porque era pájaro, deslizarse por la arena porque era agua de Océano, elevarse porque era ola y volver a fundirse con el ancho mar, como lo había realizado Fiteles hasta que, enamorado de todo cuanto le había rodeado, eligió deshacerse en todo lo que amaba. Y se endulzó al hacerse miel, volar por ser abeja, enrojecer con las fresas y las amapolas. Llegó a ser ¡tantas cosas! que no teniendo la capacidad de poner nombre a tantas facetas de su ser, se devanaba los sesos sin en¬contrar un apelativo justo. Y, así, pasó un tiempo hasta que oyó como los seres humanos ante sus romeros decían admirativos: "¡Que bien huele Mazagón!"; bañándose en el Océano, entre sus olas, "¡qué buena está el agua, que bien se está en Mazagón!" En la noche: "¡Qué maravillosa noche! Aquí, en Mazagón, qué bien se ven las estrellas." Y Fiteles se sentía noche y estrellas y todas las admiraciones a todo eso y, a cada cosa, le llamaban Mazagón. Fiteles, aún sin nombre, creía que las ramas de los pinos eran sus manos y que las patitas de los pájaros lo acariciaban. Que el Rey Sol iluminaba sus ojos y él al mundo. Así de grande se sentía. Y todo el mundo, a cuanto él era, lo llamaba Mazagón. Y, él, que no había sido capaz de encontrar un nombre para cuantas co¬sas era y se sentía; todo eso, lo habían hecho los humanos por él, para él. Este gigante, nacido en una ciudad fantástica, se trasladó a un extremo de la misma Andalucía hermosa, montado en un águila enorme, llegó a convertirse, por amor, en un trozo íntegro, del cielo a la tierra, de la tierra al cielo, de todo lo que halló a su llegada”.
Para un autor, nada le puede satisfacer más que sus personajes ficticios sean apreciados. Son fruto de un trabajo duro para darles forma y nacen con vocación de eternidad, al pasar al papel impreso. Don Quijote es paradigmático en tal sentido. Fiteles, en mi novela, murió por amor a una ninfa llamada Agresta. María Jesús lo ha llevado a Mazagón, ciudad de la costa tartéssica donde los mitos andaluces se esconden entre las olas. Estoy pensando en encontrarle un hueco a Fiteles en la segunda parte de LA ANDALUCIADA que estoy escribiendo, algo no previsto hasta ahora.
Sin duda también llevaré a Fiteles a Mazagón, reviviéndolo de la piedra en que fue convertido tras nacer en mi mente, durante los años ochenta del pasado siglo.
lunes, 23 de agosto de 2010
ME OCURRIÓ ALGO EXTRAÑO. LA UNIDAD D DE MI DISCO DURO SE BORRÓ DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Estoy preparando un viaje a Estados Unidos.
Para entrar en aquel país es necesario disponer previamente de una autorización de viaje, emitida por ESTA (Electonic System for Travel Authorizatión), que se tramita por Internet.
El pasado viernes día 20 por la noche rellené los muchos datos que deben aportarse para recibir seguidamente la autorización de entrada, imprimiéndolos sobre la marcha.
Además, estuve trabajando durante mucho tiempo esa noche para informarme en diversas Web sobre lugares previstos en el viaje.
A día siguiente día 21, por la tarde, intenté archivar en la unidad D de mi disco duro, y ante mi sorpresa comprobé que esa unidad estaba totalmente vacía.
Miles de archivos, con datos personales, libros publicados e inéditos, imágenes, etc. guardados durante los últimos años, habían desaparecido sin dejar rastro alguno, pues luego activé un programa de recuperación de archivos borrados y no consiguió detectar ninguno.
He buscado en Internet si le ocurrió a alguien algo parecido y nadie relata nada semejante.
¿ A que se debió esa radical desaparición de mis datos guardados en la unidad D de mi disco duro?
No lo sé. Es algo que nunca me ocurrió antes y llevo desde 1984 relacionado con la informática.
Narró los hechos tal como ocurrieron, sin prejuzgar a nada ni a nadie. Eso debe quedar claro.
Afortunadamente tenía copia de los archivos borrados en un disco duro externo. ¡ Menos mal ¡
Si no fuera así, me hubiera quedado en blanco.
Como no sé lo que hacer, ni a dónde acudir, me desahogo contando mi caso en este Blog, donde narro cosas relacionadas con mis libros y mi entorno.
¿Alguien sabe qué pudo ocurrir?
jueves, 5 de agosto de 2010
TIEMPO DE AMOR Y ODIO, DE LÍCIDE PEPPER RINCÓN
Conozco a Lícide Pepper Rincón, nacida en Venezuela y residente en Sevilla, desde hace unos treinta años. Juntos hemos colaborado en diversos actos culturales, me ha presentado varios libros y ha escrito el prólogo de uno de mis poemarios.
Siempre que nos vemos sentimos una gran alegría y he tenido la suerte de recibir un ejemplar dedicado de su última novela, titulada TIEMPO DE AMOR Y ODIO, que he leído durante mis recientes vacaciones en Ibiza y paso a comentar.
La autora nos sitúa en la conflictiva España republicana y más concretamente en el Madrid de los años precedentes a la guerra civil española de 1936 a 1939.
Por el texto desfilan personajes importantes de la cultura de la época (Pablo Neruda, Rafael Alberti, Miguel Hernández, José Maria Pemán, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, entre otros muchos) pertenecientes a ideologías distintas y que exponen, desde su punto de vista, la situación en que se encuentra su país y los peligros que le asechan, al haberse convertido la II Republica en algo no previsto por sus impulsores iniciales.
En este contexto histórico, dos parejas de enamorados se ven inmersas en las crueles circunstancias del momento. Una de ellas, la formada por Elena y Joaquín, militan en el lado izquierdista (él es un activista colaborador de los bolcheviques rusos que pretenden hacerse con el control de España y ella una modista engañada por su amante). La otra pareja, Pedro y Violeta, fruto de una serie de hechos encadenados por las circunstancias que les toca vivir, está políticamente aliada con los militares franquistas revelados contra la legalidad vigente, quedando convertidos en héroes al participar en la resistencia que el militar Moscardó hizo en el Álcázar de Toledo, narrándose hechos ocurridos entonces en el interior de tan importante monumento para convertirse en una especie de crónica del suceso, adobada con el amor y exaltando a los defensores.
Tomando como símbolos a esas dos parejas, Lícide nos sitúa frente al bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, entre el odio y la pureza, naturalmente desde su punto de vista, defendiendo a la derechista CEDA, o la labor de la Iglesia católica. Algo hoy políticamente inadecuado y por tanto es un honesto y valiente alegato en pro de cuanto la autora piensa o pueda dejar de pensar.
Sin duda, TIEMPO DE AMOR Y ODIO es la mejor novela publicada hasta ahora por Lícide Pepper, siendo al mismo tiempo reflejo de hechos que la convierten en libro-documento para reflexionar.
La dualidad que representan sus personajes nos hace ver que la España de los años 30 del pasado siglo fue un barco a la deriva, donde, a pesar de todo, el amor fue posible y el odio se manifestó hasta el paroxismo en los dos bandos enfrentados.
Deseo una fecunda andadura a esta novela de mi querida amiga Lícide y espero que continúe con su espléndida labor en pro de la cultura hispanoamericana.
LA NOVELA BRUNIQUIDA, DEL PERUANO NILO ESPINOSA HARO, Y MIS AFANES POR HACER SEVILLANA A TAN IMPORTANTE REINA EUROPEA
Desde hace unos diez años, me vengo interesando por el personaje de Brunequilda (yo la llamó así), tras saber que su padre, el rey visigodo Atanagildo, fue un funcionario, recaudador de impuestos, residente en Sevilla, entonces capital del reino visigodo de Hispania, y tras una guerra con su antecesor, Agila, al que venció cerca de la murallas sevillanas, trasladó su corte a Toledo.
El nacimiento de Brunequilda se suele situar en torno a los años 540-545. En esa fecha el rey visigodo hispano era Theudis, reinante entre los años 531 al 548 (Ver cronología de los reyes visigodos), luego Brunequilda no nació siendo princesa, sino que lo fue mucho tiempo después, a partir del año 551 en que su padre accedió al trono.
En mi libro EL CORAZÓN DE SEVILLA, publicado en 2005, di razones para apoyar mi tesis de que esta reina nació en Sevilla. Entonces escribí:
He buscado en diversas fuentes, incluida la red Internet, información para aclarar en qué lugar de la España visigoda nació Brunequilda y no he encontrado nin¬gún dato sobre este asunto, por lo cual me permito hacerla sevillana de nacimiento, pues todos los indicios apuntan hacia esa posibilidad. Primero porque si sus padres vivían en Sevilla, lo más probable es que Brunelquilda naciera donde la familia tenía su residencia habitual. Segundo porque Brunelquilda, de su matrimonio con Sigober¬to, tuvo una hija llamada Igunda, casada con el príncipe Hermenegildo, luego santo, residente en Sevilla y convertido al catolicismo por el obispo hispalense San Leandro. Y tercero porque las crónicas hablan de la “dulzura de su conversación ”, quizás para destacar el acento sevillano en su habla. Todo lo cual hace pensar que la ciudad con las mayores probabilidades de haber sido cuna de Brunequilda es Sevilla.
Brunequilda pudo haber nacido hacia el año 540 en el palacio visigodo de Sevilla, situado en el Corral del Rey, donde su poderoso padre Atanagildo y su madre Godsuinta residían por pertenecer a la nobleza y ser Atanagildo un pres¬tigioso funcionario, militar y gobernante de la Ciudad.
Hace unos meses, a través de Internet, supe que el escritor y periodista peruano NILO ESPINOSA HARO, había publicado una novela titulada BRUNIQUILDA (respeto el nombre dado por el autor). Me puse en contacto con él y le pedí que desde Lima (Perú), donde él reside, me enviara un ejemplar, algo que Nilo hizo y se lo agradezco. Curiosamente el año de su publicación fue 2005 y mi libro EL CORAZÓN DE SEVILLA, también se publicó el mismo año. Es decir, que Brunequilda estuvo ocupando la mente de dos autores, situados en dos continentes distintos, en el mismo periodo de tiempo, sin que entonces ninguno de ellos lo supiera. Por tanto hay que señalar a ese año como un renacimiento del personaje en la época actual.
Durante mis pasadas vacaciones en Ibiza, como ya narro en la anterior entrada de este blog, estuve leyendo esta novela.
Su argumento está situado en el reinado del rey Wamba (años 672-680). Por tanto, más de cien años después de las fechas asignadas a Bruniquilda). Narra la historia del copista Isidoro que en Toledo está al servicio de un poderoso noble visigodo, Suiberto, consejero del rey Wamba.
Isidoro, encuentra escritos alusivos a Bruniquilda, donde diversos cronistas hablan, unos bien y otros mal, de esta reina de Australia. Le impacta tanto el personaje, que Isidoro se enamora de ella, la dibuja, la siente cerca e incluso le produce placer sexual. Todo emanado de la lectura de pergaminos guardados en el escritorio donde él trabaja. Me parece un acierto este planteamiento, porque supone un homenaje a cuanto significa la lectura, cuando de un texto surgen emociones sin límites. Es, sin duda, lo más apetecible de esta obra.
Isidoro está condicionado por el entorno de su señor Suiberto, a quien respeta, teme y sirve como un esclavo, cuando en realidad es un empleado ilustre capaz de servirle de cronista, lo cual nos refleja el servilismo existente en la Edad Media.
En cuanto a Bruniquilda, el autor sitúa su nacimiento en Tolosa, suroeste de Francia, en el año 540, la hace princesa desde su nacimiento, celebra con grandes fastos su bautizo y para nada nombra a Sevilla, ni tampoco las circunstancias que motivaron el ascenso al trono de su padre Atanagildo, ocurridas en la ciudad hispalense y no en Toledo ni en suelo hoy francés.
No obstante esta desvirtuación de los datos históricos, la novela se hace grata al lector que los desconoce, o no repara en ellos, y se lee con facilidad. A mi esa quimera me ha producido cierto desazón, porque mi tesis sobre la sevillanía de Brunequilda no concuerda con la de NILO ESPINOZA HARO, ni tampoco con la cronología histórica o del entorno del personaje protagonista de Brunequilda o de su familia sevillana.
Aún así respeto que el autor, al tratarse de una creación literaria, lo sitúe en el lugar, la fecha y el contexto que haya creído conveniente. También le agradezco que me haya facilitado conocer su obra para confrontar mis tesis con las suyas. Sin duda, a ambos nos interesa poner de actualidad a Brunequilda y en eso podemos colaborar juntos para llegar a saber, con certeza, dónde y cuando nació una de las mujeres más importantes de la historia de Europa.
miércoles, 4 de agosto de 2010
DIARIO DE MI VIAJE A IBIZA Y FORMENTERA
Ibiza, la isla de los santos (todos sus municipios llevan nombres de santos o santas), de las lagartijas (hay unas 200 especies protegidas y es un símbolo isleño) o de los ya desaparecidos hypy; forma parte, junto a Formentera y diversos islotes del archipiélago de las Pitiussas, integrado en la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.
Ibiza es famosa por sus fiestas, a veces desmadradas; por sus pequeñas calas de arenas finas y por ser el destino turístico de miles de personas que eligen esta isla para su descanso y diversión. Para mí era una de las pocas zonas de España que no conocía y me apetecía visitar, sin más pretensiones que pasar unos días leyendo y alejado del ordenador. Incluí en mi equipaje dos novelas: Bruniquilda, del peruano Nilo Espinoza Haro, quien amablemente me envío un ejejmplar desde Lima; y Tiempo de Amor y Odio, de mi amiga la escritora hispano-venezolana Lícide Pepper. Ambas las leí mientras no hacía excursiones o descansaba frente al mar. De las mismas incluyo reseñas en este blog.
Mi pequeño diario de estos días ibicencos es el siguiente:
Martes 27 de julio
Me levanté a las 4 de la madrugada para con tiempo coger el autobús hacia el aeropuerto de Sevilla Salida del avión a las 7 de la mañana, en vuelo directo al aeropuerto de Ibiza. Una vez allí cogí otro autobús con destino a San Antonio de Portmany, municipio turístico donde tenía reservado alojamiento hasta el día 3 de marzo.
Instalado en el centro de la ciudad, por la tarde fui a contemplar un bellísimo atardecer en el famoso Café del Mar, uno de los lugares más célebres de Ibiza, donde cada tarde se reúnen miles de personas Hay que irse temprano, coger una mesita, sentarse, tomar algo y quedarse allí hasta que el ocaso del sol se completa en el horizonte del mar. En ese intervalo comienzo a leer Bruniquilda Luego caminé por un bullicioso paseo marítimo, viendo algunos malabaristas haciendo piruetas con teas encendidas. Antes de dormir, en la terraza de mi habitación, sigo la lectura.
Miércoles 28 de julio.
Me han hablado de un mercadillo hypy que cada miércoles se llena de gente en Punta Arabi. Desde San Antonio cojo un autobús de línea hasta Santa Eulalia. Me ofrecen dar un desaconsejable paseo en un trenecito turístico pagando 12 €, me monto y el conductor, en plan guasón, nos lleva a los viajeros por la ciudad y luego sale al campo hasta una venta para darnos un refresco, pasando por un museo etnográfico ibicenco y vuelta a Santa Eulalia, desde donde cojo otro autobús hasta Punta Arabi, lugar con playa, tiendas, restaurantes. Son las 14 horas. Hace un tremendo calor cuando andando llego al pinar donde montan el supuesto mercadillo hypy Allí venden lo típico de los mercadillos personas que pueden tener tiendas en cualquier sitio, sin que haya hypy por ningún lado. Vuelta a San Antonio, cansado tras atravesar de este a oeste la isla, ducha y a leer.
Jueves 29 de julio.
Temprano cojo un autobús para ir a Cueva de Can Marca, situada en el Puerto de San Miguel, al norte de Ibiza. Llego con tiempo de incorporarme a la visita guiada de las 11 de la mañana, la entrada cuesta 8,50 €. Hay mucha gente de diversos países. La cueva fue usada por contrabandistas, está situada en un acantilado al que se baja por unas escaleras de madera. En su interior se puede ver pequeñas salas con estalagmitas y estalactitas, los lagos son artificiales y ponen un pequeño espectáculo de luz y sonido. Nada del otro mundo. Al salir no hay autobús para volver a San Miguel. En plena siesta recorro unos dos km. andando cuesta abajo, luego otros 300 metros para llegar a una cala. Allí entro en un restaurante, me pongo el bañador y me doy baño marino de media hora, luego como pescado, descanso un rato y me dispongo a regresar a San Antonio, pero me paso del lugar donde debo coger el autobús y ando durante un tiempo por una carretera. Al final me doy cuenta del despiste, paro a un motorista para preguntarle. Se ofrece para llevarme a la parada. Me monto en la moto, pierdo una gorrilla que llevaba puesta y por fin siento el alivio de llegar con tiempo, pues no hay otro autobús para regresar. Los viajes son aventura y esta lo fue. Una vez en mi habitación reflexiono sobre lo ocurrido. Pequeños incidentes pueden estropear viajes o cambiarle a uno la vida. Estoy muy cansado y me acuesto.
Viernes 30 de julio.
El primer autobús para la ciudad de Ibiza, capital de la isla, sale a las 7 de mañana, con una frecuencia de media hora. Cojo el las 8,30. Llego, paseo por el puerto, desde donde salen o llegan barcos a Formentera y la Península. Pregunto horarios, precios de pasajes, etc. Luego me dispongo a subir andando a la ciudadela fortificada llamada “Dat Vila”, donde están los museos, la catedral y un centro de interpretación, además de una iglesia con un curioso crucificado “El Cristo del Cementerio” y el Ayuntamiento de la ciudad. Cuesta subir tanta calle empinada mientras el sol aprieta, pero lo hago. A pesar de mis 66 años mi salud me lo permite, afortunadamente. Desde arriba se puede ver una impresionante vista de esta hermosa urbe, poblada por diversas culturas y conquistada por los catalanes en el siglo XIII, por lo cual en Ibiza se habla también el idioma catalán. La diosa fenicia Tanif debió ser aquí adorada. El altísimo campanario de la modesta pero elegante Catedral lo remata todo. Ahora hay que bajar las cuestas antes subidas, pero me desvío, bajando unas escaleras, para conocer un antiguo barrio de pescadores, lo más típicamente mediterráneo que se puede encontrar en la isla, tras llenarla de hoteles, bares y apartamentos. En plena canina paseo por el centro de la ciudad. Me sorprende un jardín con un monumento dedicado al brigadier ibicenco Joaquín Vara del Rey y Rubio (1840-1898), héroe de la guerra de España con Estados Unidos en Cuba. Es el personaje que hoy da nombre a calles y establecimientos en toda Ibiza. Ya cae la tarde cuando regreso a San Antonio. Leo un rato, termino Bruniquilda y me acuesto.
Sábado 31 de julio.
A las 10,30 de la mañana me monto en un barco para navegar durante dos horas hasta la isla de Formentera. Precio ida y vuelta 33 euros. En el trayecto pude ver islotes importantes como As Vedra, de propiedad privada, donde las leyendas dicen que viven extraterrestres. Se llega al puerto de La Sabina, se coge un autobús (12 euros) para ir a una playa, continuar hasta Pujot, comer pescado frente al mar y llegar al Faro de la Mota. Es la mejor forma de recorrer Formentera en poco tiempo. El paisaje es seco y no hay tanta agresión paisajística como en Ibiza. Lo más impactante es asomarse al mirador de La Mola para el ver el Mediterráneo en estado puro: azul oscuro, inmenso, lleno de luz. El barco sale a las 17 horas, llego cinco minutos antes para cogerlo. Son casi las 20 horas cuando llego a mi habitación. En el viaje marítimo de ida y vuelta comencé a leer la novela de Lídice.
Domingo 1 de agosto.
Desayuno y partiendo del puerto voy bordeando la bahía de San Antonio en dirección al hotel Tanif. La costa es rocosa, con algunos acantilados y una cala donde se baña gente. Al final del recorrido descubro un lugar encantador para tomar una cerveza, leer y contemplar el mar. Es un chiringuito situado sobre la Cueva de las Langostas, donde además hay un acuario. Si viviera en Ibiza sería mi lugar ideal. Tengo la suerte de que llega un ferry que por 5 euros me llevará a ver varias calas y a la Cueva de las Palomas para luego regresar por mar al mismo puerto, además de una copa de champán a bordo. Acepto la oferta. Navegando veo de lejos las mansiones de famosos como la Duquesa de Alba o la que construyó Úrsula Andress. Tras la siesta retomo la lectura sentado junto a una piscina y paso una buena tarde.
Lunes 2 de agosto
Me dispongo a conocer la parte izquierda de la bahía. Es la zona, llamada “El Arenal”, donde se ubican discotecas como “Paradisse”, allí viernes y lunes tiene lugar la desmadrada “Fiesta del Agua” a las cinco de la mañana, algo prohibitivo e inapropiado para mí. Además el entono está lleno de bares, restaurantes, hoteles y apartamentos dedicados al turismo puro y duro. Llego hasta un chiringuito a pie de playa, me siento, pido una cerveza y me pongo a leer. Es un sitio estupendo para pasar una mañana tranquila disfrutando del paisaje marítimo y de la lectura. Allí almuerzo huevos fritos con patatas y salchichas y termino la novela Tiempo de Amor y Odio, cuyo contenido me hace reflexionar. Lídice ha escrito su mejor novela y me alegro de tener entre mis manos un ejemplar con una cariñosa dedicatoria escrita a mano.
Regreso andando. Tras la siesta, me dispongo a despedirme del lugar donde pasé unos días de grato recuerdo. Paso junto al curioso monumento llamado “El Huevo”, con la carabela Santa María en su interior, erigido a Cristóbal Colón. Me siento en un banco para ver llegar la noche frente a la fuente situada en el paseo del puerto. Sobre las 23 horas me voy a dormir.
Martes 3 de agosto.
Salida en autobús desde San Antonio hacia el aeropuerto de Ibiza. Tras pasar por varios hoteles se tarda unos 45 minutos en llegar. El vuelo para Sevilla será a las 14,50. No tengo nada que hacer y espero pacientemente. Llego a Sevilla sobre las 16 horas, utilizo dos autobuses y de nuevo en casa
Hoy día 4 he reanudado mi cotidianidad. Algo que se aprecia más con la resaca de los viajes, en los cuales se aprende y se disfruta pero también se echa de menos esas pequeñas cosas que son tan nuestras y nos hacen la vida diaria más agradable.
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