miércoles, 18 de noviembre de 2009

CARTA DE MANUEL FILPO CABANA: UN CANTO A LA AMISTAD


Conocí a Manolo Filpo Cabana durante un encuentro dedicado a la literatura andaluza celebrado hace ya muchos años en la Real Academia de Buenas Letras, situada en la sevillana calle Abades. Luego coincidimos como socios de la Asociación Nuevo Sábado y desde entonces nos vemos con frecuencia, tenemos muchos amigos comunes, mantenemos a veces largas conversaciones sobre lo divino y lo humano, ha colaborado conmigo en tareas literarias y sin duda es hoy uno de mis mejores amigos.



Hace más de un mes recibí una carta suya, alusiva a la última reunión que una soleada mañana mantuvimos en el Círculo Mercantil, calle Sierpes.



Gracias, Manolo. Por tu fidelidad; por estar siempre ahí, como las estrellas que no vemos de día y sin embargo sabemos que existen, y por el apoyo y la comprensión que siempre has prestado a mis libros y a mi escritura.



Eres un gran escritor inédito, sólo muestras tus textos a los amigos y eso es un gran privilegio que, quienes apreciamos tu forma de ser y de escribir, debemos agradecerte.



Recibe mi pequeño homenaje al comenzar la andadura de este blog, y espero verte aquí colaborando y tomando la copa de cybervino que siempre ofrece Cayo Mundensis.



Este es el texto de su carta:



07.10.09



Amigo Rafael:



Mientras una señora a la cual tú no veías se enfrascaba en la ingestión de un opíparo desayuno, nosotros danzábamos en conjeturas existenciales bajo el silencio de un Círculo Mercantil, antaño populoso foro de una pueblerina Sevilla. Resultó una larga y muy agradable charla que sólo puede darse alguna que otra vez. Me provocó insistentes pensamientos posteriores. Un bloque de ellos lo encabezaría un capítulo que podría titular El éxito de un escritor y su triunfo comercial.



Me parece que muy pocos, al pulular entre intereses varios y carecer de una mínima experiencia creativa, lograrían entender que son aspectos distintos, aunque el ideal sería que coincidiesen. ¿Cúantos han vivido el largo proceso de la gestación de un libro, las noches en blanco, las dudas surgidas sobre la conveniencia de cortar, ampliar, cambiar, modificar o titular? ¿Es oportuna esta frase? ¿Acaso me reitero demasiado? ¿Quiénes tuvieron la profunda emoción de acariciar el primer ejemplar? ¿Cómo explicar el caso del éxito de un libro mucho después de ser editado y casi olvidado? ¿Qué lógica puede haber al triunfar en un país anglosajón y no en uno latino o viceversa? ¿Quién comprenderá a ese destartalado poeta que transporta un improvisado verso en su bolsillo, que camina silencioso flotando por la calle, ajeno al lenguaje semafórico y que contesta con mirada perdida?



Tú llevas un personaje inseparable, cual vigía de un horizonte multicolor. Desde la cofia cerebral te llamará sin posibilidad de acallarlo; cuánto más lo intentes gritará con mayor énfasis. Es un destino. Sé que tú no has buscado vivir de lo que escribe, fortuna sólo adscrita a contados mortales, ateo convencido de ese extraño dios que es el mercado de los libros. Sin embargo, la necesidad de transmitir mensajes para contribuir a un mundo más justo y tu enamoramiento por Sevilla muchísimo mayor que el mío te han impulsado a circunnavegar observando a babor y estribor por el mar de las letras, acá Santiago Montoto, allá Jorge Luis Borges.



La realidad nos abre puertas para comprender la complejidad del ser humano y, lógicamente, la de una sociedad en la que se encuentra insertado. Combatiendo las verdades incuestionables, tal Quijote de nuestro tiempo, arremetes contra las religiones establecidas que deja intocado el espíritu de la persona. Las peleas contra tantos gigantes egoístas de ahora y de siempre se condensan por proximidad en nuestra Andalucía que después de disfrutar del extraño privilegio de tener un gobierno democrático y estable durante veinticinco años permanece en los últimos puestos de todos los datos económicos, culturales o científicos. Nos dirige una élite mediocre que mientras mima y amplía su peculio, impulsa los grandes espectáculos deportivos y pace para impulsar el de niños y jóvenes. La somnolencia imperante y la sordera que reina en la casa del pasotismo no es, precisamente, nuestra morada.



Sí nos encontramos en la ínsula donde reconocemos la chispita que ilumina el tropel de nuestras neuronas y aportamos yo casi en el anonimato más absoluto la individualidad que huye espantada de las masas. Me llegan y encuentro rápidamente las sabias palabras de nuestro querido y común amigo Paco Vélez: «La mentira impera a través de los potentes medios de comunicación; la sociedad corre el peligro de entrar en una total alineación, una nueva miseria sustentada por el conformismo y la desvirtuación de la realidad».



Los felices rapsodas nunca entenderán que lo circunstancial adquiera valor absoluto y que la autenticidad literaria se arrincone porque no vende. Tampoco en este mundo confuso, ni los escritores ni los críticos encuentran escapes razonables. Está claro: también emigraron los criterios.



Terminamos la tertulia con el gusto de echar una meada en los suntuosos, grandiosos, y relucientes urinarios del Círculo Mercantil, dignos de pertenecer a un templo griego o romano. Creo que son piezas únicas e irrepetibles. Los sabios de antaño sabían que antes o después las cansadas próstatas bien se merecían tales mingitorios.



Un abrazo,



Manolo Filpo.

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